jueves, 17 de abril de 2008

Un pequeño huesped.

Se abrió la ventana, un sujeto aproximadamente de 31 años se apareció, tenía todo en el lugar correcto a excepción de su sexto dedo en el pie derecho y esa fea mirada; un perdedor, enojado, sarcastico, orgulloso y sumamente sadico (lo era a tal grado que cuando él lloraba se ponía enfrente un espejo, para disfrutar de su propio dolor);vestía como cualquier otro humano, bermudas de mezclilla, playera negra y una camisa por encima de esta, su cabello era negro y encrespado, razgos afilados, tenis viejos color gris y calcetín blanco.
Mientras ella, se desvestia en otro cuarto, enfrente de la ventana con la luz prendida, esperando a que alguien tome noticia, rompa esa ventana y por fin tener una excusa; escucho el ruido de la ventana abriendose, una sonrisa se dibujó "por fin!" pensó para sí misma. Apagó las luces y se fue a meter en las cobijas de su cama, esperando a que aquel individuo entrara y le forzará, la amordazará y "chance" hasta la mate; cerró los ojos y una calidez no familiar se sintió entre sus piernas, apreto sus puños y se dispuso a quedarse a dormir, con rápidos latidos y falsamente haciendose la víctima.
Al entrar, visualizó el cuarto en la oscuridad, una cama, un escritorio, un closét y ya...entró con precaución, abrió la puerta para pasar al pasillo de la casa, pudo observar una sala y varios cables en el piso con una antena "¿pero que demonios?" pensó para si mismo, siguió con cautela y pudo ver unas escaleras hacia un segundo piso, pero antes tomo un bonche de cables para su mayor diversión.
El escuchar de las pisadas solo la excitaba más, esperaba que fuese alguien sucio, grotesco hacia la estetica humana, un salvaje traumado, un ser desprceciable y alcoholizado, que la forzará a ser actos innombrables, ¿pero por qué sólo uno? sería mejor que fuesen tres o cuatro y cada uno más horrible que el anterior...ya no cabía de excitación aquella mujer en sí misma...
Su curiosidad era inmensa, abrió la puerta del fondo del pasillo y la encontró abierta, una silueta se dibujaba sobre la cama, especificamente solo podía ver por la luza de luna una cadera dibujada con sardonicamente en un cuarto que olía a jabón barato y a humedad...

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